CONÓCELO EN DETALLE

Recuperación de suelos

La pérdida de suelos y su fertilidad es una preocupante realidad provocada por un uso elevado de fertilizantes sintéticos, plaguicidas, arado regular y profundo…la deforestación, el pastoreo excesivo y los cambios inadecuados en el uso de las tierras. Este fenómeno que se sigue produciendo por la poca sensibilidad y preocupación. Irremediablemente, si no se toman las medidas para evitarlo, llegaremos a situaciones dramáticas. Según la FAO, se estima en un 35% la pérdida continua de suelo, pronosticando que para 2050 el 85% de los suelos podrían degradarse si no se detiene esta tendencia.

Se cifra la pérdida de suelo a nivel global en 24 billones de toneladas de suelo fértil cada año. Para el caso de España se estima en 14,2 toneladas de suelo por hectárea/año (1,42kg/m2/año). La situación para Canarias es también muy alarmante, pues el 82% de nuestros suelos están en peligro de desertificación inminente. La degradación del suelo puede llevar a la pérdida de fertilidad, erosión, compactación, salinización y pérdida de biodiversidad.

Necesitamos regenerar nuestros suelos para frenar esta tendencia y conseguir una agricultura más sostenible. Para esto se deben acometer una serie de acciones:

  • Agregar materia orgánica al suelo, esencial para mejorar su estructura, retención de agua, capacidad de suministrar nutrientes y su actividad biológica. Se puede aportar compost, restos de cultivos, abonos verdes, residuos orgánicos, astillas de madera o estiércol, aunque este último puede ser fuente de patógenos.
  • Sembrar cultivos de cobertura, aquellos que se realizan para alimentar y proteger el suelo, no para cosecharlos. Evitan la erosión, mejoran la estructura del suelo, aumentan la materia orgánica y aportan nutrientes.
  • No utilizar el arado, que es la práctica que más daña el suelo, su estructura y biología, además de que se pierde materia orgánica y emiten a la atmósfera grandes cantidades de CO2 cuando se practica.
  • Cuando sea posible hay que practicar la rotación de cultivos, porque ayuda a mejorar la biodiversidad, salud y fertilidad del suelo.
  • No emplear fertilizantes sintéticos ni plaguicidas. Cuando se establece una buena biología del suelo y mejores propiedades de éste, las plagas se reducen o no aparecen.
  • Estimular la biología del suelo, la verdadera fuente de fertilidad y salud de sus cultivos.

En resumen, para mejorar y regenerar los suelos se deben practicar los 4 principios del cuidado del suelo:

  1. Maximizar el crecimiento de las raíces, para lo cual necesitamos eliminar la compactación del suelo.
  2. Minimizar la perturbación del suelo prohibiendo el arado.
  3. Maximizar la cobertura del suelo, no dejar los suelos desnudos.
  4. Maximizar la biodiversidad del suelo, verdadero motor de la fertilidad del suelo.

Con todas estas prácticas detendremos la degradación y pérdidas de suelo, mejorando el ecosistema y consiguiendo una agricultura más sostenible y regenerativa.

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